Un, dos, tres... ordenas tú.

Cuando llueve recorro con el dedo las gotas de lluvia en el cristal, es un entretenimiento para el que no es necesario pensar y relaja muchísimo (probadlo). Una vez me decido por la gota “especial” me gusta seguir su recorrido, hasta que “muere” en el filo del marco de aluminio frío e insensible que la abandona a su suerte... Estaba ensimismada en esta tarea cuando suena un fastidioso ruido:
¡el móvil! Dichoso aparato tecnológico sin el que no podemos pasar, pero que a veces nos dan ganas de enviar “donde picó el pollo” y este momento era una de esas veces, me sentía tan a gusto que de buena gana lo hubiese tirado por la ventana, pero... mi ojo derecho me jugó una mala pasada, se desvió y la información llegó a mi cerebro: Momento de pausa, ¡has de contestar!
En los segundos transcurridos entre el abandono de mi placentera actividad y el descolgar el teléfono me sentí la persona más esclava del mundo: Un, dos, tres... ordenas tú.

(16/03/11)

3 comentarios:

Mariola López dijo...

jajajajaja
Pasaba solo a saludarte, pero lo que mas me ha gustado, es que somos capaces de hacer varias cosas a la vez...
Un abrazo mi niña!!

Namari dijo...

Muchísimas gracias!
Besotes

Dejame que te cuente dijo...

apagalo...yo lo hago muchas veces..d.emasiadas veces...
no necesito el movil para vivir....
(creo que él , me necesita a mi, pero esa es otra historia)...
un dos tres...que no te ordene nadie....


Un abrazo...¡¡¡

Déjame que te cuente
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